Humanidades Digitales: una mirada ética y filosófica sobre la digitalización de la vida humana.

Con la acentuación del progreso tecnológico como tendencia de las últimas décadas, el mundo se acostumbró a un nuevo estilo de vida con redes sociales, algoritmos y acceso inmediato a la información. De esta manera, estamos en un mundo que genera una cantidad inimaginable de datos cuantificables. No solamente eso, sino que estamos en un mundo donde el acceso a gran parte de esos datos es posible desde cualquier punto del planeta con más o menos las herramientas domésticas de que dispone casi todo ser humano.

El Big Data ofrece grandes oportunidades en el ámbito tecnológico, lo que se ve reflejado en la aparición de nuevas empresas de software y, a su vez, de una gran demanda de mano de obra. Pero también nos pone ante la problemática de nuestros días: ¿Qué datos estamos ofreciendo? ¿A quiénes? ¿Cómo se recopilan?

Si lo dice el Tío Ben…

“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” dice una frase atribuida al Tío Ben en Spider-Man (y que ya forma parte de la cultura pop). Entonces, debemos hacernos cargo de esta problemática y abordarla con los recursos disponibles o, en caso de no ser suficiente, crear nuevos recursos para ello. La idea no es hacer un llamamiento a la vida minimalista o a un movimiento neoludita (emulando a esos artesanos ingleses que destruyeron máquinas a principios del 1800), sino buscar la mejor forma para aprovechar de manera ética los avances tecnológicos.

Una opción para marcar la diferencia puede ser adoptando una mirada ética y filosófica sobre las metodologías de trabajo, sobre este constante caudal de datos y la forma en que hemos de analizarlos.

En este punto, nuevas tendencias en las Ciencias Sociales y Humanísticas pueden ser aprovechadas, como la Ciencia de Datos, las Ciencias Sociales Computacionales y las Humanidades Digitales. Aunque aún se encuentran en desarrollo, estas disciplinas ofrecen la oportunidad de unir los campos de Ciencias Sociales y Humanas a las Ciencias Computacionales.

Por ejemplo, durante el fin de siglo existía una mirada sobre la necesidad de aprovechar la lógica computacional como una forma de superar las falencias humanas. Ahora, la tendencia es inversa. Cada vez más se está hablando de la necesidad de adoptar una mirada ética y filosófica sobre las tecnologías creadas. Esto es, entender que estamos hablando de algo creado por humanos para humanos. Al fin y al cabo, la lógica computacional es una y sólo una, mientras que la creatividad y diversidad está en el aporte realizado a partir del factor humano.

De igual manera, las transformaciones a partir de la digitalización de la vida humana de los últimos años es un fenómeno social y como tal va a ir presentando problemas sociales que deben ser analizados, y ahí es donde las Ciencias Sociales pueden aportar un poco de luz al asunto.

No hay nada definido aún, de hecho la captación de elementos de las Ciencias Sociales y Humanísticas no está generalizado en el mercado laboral argentino (algo que sí se está viendo en otros países latinoamericanos y, sobre todo, en Europa). Pero es innegable que estamos viviendo una época donde todo se transforma y de manera cada vez más rápida, por lo que, tal vez, la diferencia sigue estando en la creatividad humana y en quienes sean capaces de aprovechar esto.

 

Autor: Gonzalo Saibene, Analista Implementador en Valkimia y estudiante de Sociología.

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